No a todos los firulais les gusta bañarse, y seguro cada vez que lo intentas terminas tú más mojado que tu lomito. Pero que no “panda el cúnico” porque aquí te traemos siete trucos muy útiles para que el baño de tu perro no parezca una pelea de lucha libre.

1. El efecto sorpresa

No le avises. Nada de “¡vamos a bañarte!”. Actúa como si fueran a jugar, y ¡pum!, ya estás en el baño con la regadera lista.

2. El “Spa de la distracción”

Dale un premio irresistible (mantequilla de maní en un juguete tipo Kong, por ejemplo) y colócalo donde pueda lamer mientras lo enjabonas. Así creerá que está en un buffet y no en la ducha.

3. Agua tibia, no “modo iceberg”

Los firulais odian el agua fría tanto como tú las llamadas de números desconocidos. El agua tibia relaja sus músculos y reduce el estrés, lo que hace que el baño sea más tolerable.

4. Cántale como si estuvieras en un concierto

Tu voz calmada (aunque desafines) ayuda a tranquilizarlo. Está comprobado que los tonos suaves bajan el ritmo cardíaco de los perros y reducen la ansiedad.

5. Adiós resbalones

Pon una toalla o alfombra dentro de la tina. Muchos perros odian bañarse porque sienten que se resbalan, y eso les da inseguridad.

6. Fuga controlada

Ten la puerta cerrada y la toalla lista. Porque en cuanto termines, tu perro va a salir como si hubiera escapado de una invasión alienígena.

7. Secado “modo spa”

Si odia el secador, envuélvelo en una toalla grande y suave, y hazle masajitos mientras lo secas. Asociará el final del baño con mimos y no con miedo.